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«Lo que más me inquieta de cuantos insultos se lanzan al adversario es el cada vez más frecuente uso de la palabra traidor. Es un concepto que se cultiva en sistemas dictatoriales y rígidos en los que no se acepta la discrepancia, se practican las purgas y se establecen rangos de buenos y malos. Los traidores florecen en dictaduras aunque sólo sean discrepantes.

No se asume que el reconocimiento de las diferencias puede convertirse también en la marca de una identidad común, según ha escrito el filósofo Jürgen Habermas. Es importante ganar, pero es tan importante saber perder con dignidad y con estilo, como lo ha hecho Manuela Carmena a pesar de haber ganado las municipales en Madrid.»

Fieles y traidores (La Vanguardia, 19 de junio de 2019)