«Jugar, tensionar, explicar cosas que no son, tergiversar, exagerar, dejar en el rincón a catalanistas de siempre, sólo porque se han atrevido a decir que de esa manera no hay nada posible, que sin contar con la otra mitad de catalanes es mejor no hacer nada, y, mucho menos, quebrantar la ley. Eso ha pasado durante estos últimos años.
El debate en Madrid es muy interesante, pero asusta en Cataluña. Se debería conocer en profundidad. Este domingo habrá mucha gente en las calles, protestando contra una imagen, contra la percepción de que sólo habla y se queja una parte, de que la agenda política la marca el independentismo, de que siempre la culpa la tienen los otros. De que la ciudadanía española y los catalanes no independentistas parece que tienen la culpa de que se juzgue, a partir de esta semana, a unos dirigentes políticos que pasaron la línea de la legalidad. Y que deberían padecer insomnio pensando en los hijos pequeños de esos dirigentes, porque sus padres y madres están en prisión. Eso es lamentable –la prisión– pero lo deberá dirimir la justicia, no lo deciden ni está en manos de los ciudadanos catalanes no independentistas.»
El independentismo no sabe lo que ha hecho (Crónica Global, 9 de febrero de 2019)