«La respuesta a estos retos es complicada. De hecho hay dos tendencias. Los populistas proponen cerrar fronteras y mantener la identidad de los estados del siglo XX, nos proponen continuar como si el mundo global no existiera. Trump, el Brexit, las ultra-derechas europeas, etc… quieren devolver a hacer grande un país e ir en contra de la globalización, por ejemplo, los acuerdos de libre comercio. Por el otro lado los partidos tradicionales no encuentran la respuesta porque en el fondo quieren mantener propuestas que eran válidas en el mundo pasado pero que no está claro que lo sean en el mundo globalizado, no saben cómo adaptarlas al nuevo mundo. No hay una idea clara del mundo en que nos tenemos que enfrentar y simplemente respondiendo a los problemas que se van encontrando sobre la marcha. Y estas respuestas son de segundo o tercer nivel, difíciles de explicar. Por ejemplo, cómo enfrentar el calentamiento global o como reglamentar las empresas tecnológicas para que respeten los derechos individuales y colectivos o cómo actuar globalmente para disminuir las desigualdades no tienen respuestas claras por parte de «la política» ni por mucha gente que no ven la relación entre problemas y respuestas. Y esto hace que no detecten que son respuestas válidas para resolver sus inseguridades.»