«Decenas de banderas en los campanarios de las iglesias, proclamas nacionalistas desde el santa sanctorum de Montserrat y la tarea de la trama de órdenes religiosas y entidades variopintes entre la «buena gente» rubrican la relación entre religión y nacionalismo en Cataluña. Un gran argumento por, cuando haga falta, ejercer el arte de disculparse, tan propio de la hipocresía católica.»
El arte de disculparse. (El Triangle, 26 de mayo de 2018)