Entre el surrealismo, el esperpento y el absurdo anda el juego. Un Parlament con cerca de la mitad de los escaños vacíos declara pero no declara la independencia. Esta tampoco es oficializada en el Butlletí Oficial del Parlament ni en el Diari Oficial de la Generalitat. La aprobación se lleva a cabo mediante voto secreto para que los diputados independentistas puedan eludir posibles responsabilidades penales. El president destituido no se da por enterado de su cese, pero tampoco se mantiene firme en su despacho oficial. En lugar de eso, pasa el fin de semana de feria en Girona. «Un estado mental» (El Periodico, 30 de octubre de 2017)