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Yo también tengo casa en Cadaqués, y de vez en cuando nos reunimos y cantamos Let it be, pero mi casa no es como la de la Rahola. Tampoco mis percepciones ni mis recuerdos son como los de ella. Mi casa no es como las casas que la burguesía de Barcelona y de Girona construía como segunda residencia, contratando arquitectos de renombre y siguiendo estilos novecentistas. Mi casa no tiene jardín ni salones para fiestas. Mi casa tiene tres plantas con dos estancias cada una, como las casas de la verdadera gente de Cadaqués. “El otro Cadaqués” (Crónica Global, 21 de agosto de 2017)