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¿Cómo es posible que en un mismo sondeo se observen los peores datos para los independentistas y a la vez salgan claramente vencedores del 1-O? La llave, como casi siempre, está en los detalles. El electorado catalán no se divide en dos mitades, en dos bloques monolíticos que se expresan uniformemente en todas y cada una de las preguntas. Son estos contrarios a la independencia que muestran intención de ir a votar el 1-O ( y votar ‘no’) los que acabarían asegurando el éxito de la convocatoria, tal y como dice el CEO, ya que sumarían a los dos millones de independentistas un millón más, lo que haría que la participación final pudiera situarse en un rotundo 67%. Si, en cambio, finalmente decidieran no ir, la participación del 1-O tendría muy difícil superar el mágico 50%. «Paradojas del 1-O: los no independentistas tienen la llave» (El Periodico, 25 de julio de 2017)