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La Unión Europea (UE) atraviesa una grave crisis política que ha hecho cundir la decepción entre muchos ciudadanos europeos. Estas dificultades son hijas de una visión parcial e insuficientemente federal del proyecto europeo.

Ante una crisis que afecta al núcleo de los valores de la UE, las respuestas no puede ser individuales. Necesitamos soluciones compartidas, federales y que respondan a los principios fundacionales de la Unión Europea, no sólo para estos problemas sino para aquellos que están por venir.

Los Estados nación no están preparados para hacer frente por sí solos a los retos del siglo XXI como la globalización, el fraude fiscal, la desigualdad, el cambio climático, las migraciones a gran escala o la voracidad de los mercados financieros internacionales. Ninguna de estas cuestiones conoce fronteras.

Es necesario que Europa avance rápidamente en su integración, en la construcción de una Europa federal que disponga de un gobierno elegido directamente por la ciudadanía, con poderes reales y un presupuesto propio, con una fiscalidad común y una política única de inmigración y asilo. En este sentido abogamos por una renta mínima europea de ciudadanía y un Green New Deal, que luche en contra del paro, proponga trabajo de calidad y asimismo reconvierta ecológicamente nuestra manera de producir.

Sólo superaremos la actual crisis desde los valores del federalismo: el respeto mutuo, la participación, el diálogo, la cooperación, la subsidiariedad, el autogobierno y el gobierno compartido.

La tarea de los federalistas, pero sobre todo la de los que nos consideramos de izquierdas, es luchar por la recuperación del legado de Altiero Spinelli y de todos aquellos que fueron capaces de soñar con una Europa libre y unida cuando el continente se desangraba por la guerra. Ya en aquellos años tan terribles, supieron imaginar una nueva manera de convivir pacíficamente en Europa (pero no sólo), poniendo como punto central de su razonamiento la lucha contra el corporativismo y los nacionalismos que tanta sangre había derramado.

Es necesario que los federalistas no se callen, que levanten la voz alto y fuerte por una Europa unida y social como haremos nosotros el próximo 25 de marzo en Roma. Necesitamos una Europa social que vuelva a ilusionar a los ciudadanos, en la que las políticas económicas rescaten a las personas, en la que el Estado de Bienestar garantice el acceso igualitario de los ciudadanos a los servicios y en el que los refugiados que huyen del hambre, la violencia y la guerra encuentren amparo tal y como establecen los artículos 2 y 3.5 del Tratado de la Unión Europea. Principios por los que la UE fue galardonada en 2012 con el Premio Nobel de la Paz y que en estos momentos no está cumpliendo.

¿Por qué marcharemos?

  • Por una Europa unida, sin divisiones ni nuevas fronteras
  • Por una Europa unida que cumpla sus promesas de paz, libertad, seguridad y prosperidad
  • Por una Europa solidaria que comparta sus responsabilidades
  • Por una Europa que proteja y defienda los intereses y valores europeos en el mundo
  • Por una Europa democrática que empodere a sus ciudadanos y ciudadanas
  • Por una Europa de esperanza que haga frente a la Europa de los miedos
  • Por un plan para relanzar y completar la unidad política europea

El federalismo puede ser un proyecto complejo a llevar a cabo pero es el único que está a la altura de nuestros tiempos, mucho más solidario y eficaz que los nacionalismos que hemos conocido y padecido. El futuro es federal y es allí hacia donde queremos avanzar.

Federalistes d’Esquerres

Barcelona 10 de marzo de 2017