Los Estados federales ofrecen la posibilidad de innovar, de rendir cuentas con más facilidad y de acercar los servicios públicos al ciudadano, explicó la investigadora
¿Cómo se combina el federalismo con el Estado de Bienestar? Esta es la pregunta sobre la que giró la tertulia federalista con Eloísa del Pino, investigadora del Instituto de Políticas y Bienes Públicos (CSIC), el pasado 15 de junio.
El encuentro, organizado por el grupo de Federalistes d’Esquerres de Madrid, se celebró en la librería Ocho y Medio y asistieron una veintena de personas que debatieron en profundidad sobre el tema.
Mientras el federalismo celebra y reconoce la diversidad, el Estado de Bienestar promueve la uniformidad en el sentido de que todo los ciudadanos tengan unas condiciones de vida homogéneas independientemente del lugar en el que vivan. Estas dos pretensiones entran en tensión en los Estados del Bienestar de tipo federal. El debate no es un simple disquisición teórica sino que se puede concretar en preguntas como la siguiente: ¿Hasta qué punto es razonable que niños con determinada enfermedad tengan mejores o peores tratamientos en función del lugar donde residan? planteó Eloísa del Pino.
Según la investigadora, los datos del CIS revelan que la mayoría se sienten cómodos en un Estado descentralizado y valoran positivamente el que las Comunidades Autónomas hayan acercado los servicios a los ciudadanos. La principal preocupación de los ciudadanos en España en este aspecto es la diferencia de trato en la prestación de servicios públicos según las comunidades autónomas. Esta misma preocupación existe en otros países federales desarrollados como Canadá, Alemania o Estados Unidos e incluso en países que no tienen propiamente una estructura federal como el Reino Unido o Italia.
“En los países federales, las pensiones, las prestaciones por desempleo y demás políticas pasivas son responsabilidad del el Estado central con alguna excepción como la prestación por desempleo en el caso estadounidense o un modesto programa de pensiones en Quebec. En cuanto a los salarios sociales, están más repartidos entre el Estado central y las regiones. Si nos fijamos en servicios tales como la educación, la sanidad o la dependencia, las competencias recaen en los gobiernos subestatales explicó del Pino. “Según la teoría económica, los gobiernos centrales suelen redistribuir mejor la riqueza disponible pero son las administraciones territoriales las que prestan mejor los servicios públicos porque conocen mejor los problemas y las necesidades de la gente”, añadió.
En la tertulia se planteó que una de las ventajas de los Estados altamente descentralizados es la posibilidad que ofrecen de innovar y copiar las mejores prácticas administrativas dentro de un mismo ámbito. También la existencia de administraciones y ámbitos territoriales más pequeños que hacen que éstas sean más fácilmente gobernables.
“Por otro lado, los ciudadanos pueden premiar o castigar más fácilmente la gestión de éstos entes territoriales siendo éstos a la vez más receptivos a las demandas ciudadanas. Los sistemas federales, por su propia naturaleza, disponen de un mejor sistema de pesos y contrapesos entre distintos niveles administrativos. También, al ser obligatoria la negociación entre los distintos niveles administrativos, los acuerdos resultantes son más legítimos”, constató Eloísa del Pino.
La investigadora señaló que existen dos modelos básicos federales: el dual, en donde están claras las competencias de cada Administración territorial, como ocurre en Estados Unidos. Y el modelo federal cooperativo donde la distribución de competencias no es tan clara exigiendo una cooperación sistemática entre el centro y las administraciones territoriales. Es el caso de Alemania.
Eloísa del Pino señaló también que un posible inconveniente de un sistema federal es que se puede romper con las economías de escala y cuesta más ponerse de acuerdo.
La tensión entre uniformidad y diversidad existe en todos los Estados Federales y por eso se desarrollan mecanismos para reducirla. ¿Cómo se logra esto? A través de estándares comunes (legislación) en la que se ponen de acuerdo todos los niveles de gobiernos o solo los gobiernos subestatales cuando la competencia está descentralizada totalmente o bien mediante transferencias o mecanismos económicos de igualación pudiendo ser éstos generales o sectoriales”, señaló la investigadora que terminó preguntándose acerca de posibles sistemas de mejora del sistema autonómico respondiendo que uno de ellos podría ser la clarificación competencial.
A la tertulia asistió el profesor de investigación del CSIC Luis Moreno que destacó que lo que da verdaderamente confianza a los ciudadanos es el grado de eficacia en la gestión de los servicios públicos antes que el tipo de distribución territorial del poder, añadiendo que lo que se necesita en España es un verdadero foro político multilateral (no bilateral, Estado vs/ Comunidades Autónomas, como ahora) que podría residenciarse en el Senado.
Las intervenciones de los asistentes incidieron en el hecho de que España necesita más transparencia, gobierno abierto y una mayor lealtad institucional.
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