«Cuando quieras quedamos. Beso. M». Así terminaba el correo electrónico conciso con que Margarita Rivière me contestó el que yo le acababa de enviar el pasado miércoles, día 25. Le comentaba que no acababa de identificar a algunos de los personajes que aparecen en su último libro «Clave K», una novela en la que se despacha a gusto contra el pujolismo. La novela la escribió hace más de 15 años pero entonces nadie se animó a publicarla. Ahora lo ha hecho «Icaria editorial».
La presentación fue el mismo miércoles y no pude ir porque tenía que participar en un programa de radio. Su estado frágil de salud también le impidió estar presente. Intervino mediante un vídeo grabado. Enric Català, el fotógrafo que me había acompañado en la entrevista que le hicimos en octubre para Catalunya Plural, sí que estaba y me dijo que la vio bastante desmejorada. La muerte ha corrido más rápido de lo que preveíamos esta vez.
La entrevista se colgó en la red el 7 de octubre con el título: «A los periodistas que no estábamos con los nacionalistas nos decían que estábamos contra ellos». La conversación había dado para un buen puñado de títulos más. Feminista y progresista tuvo que aguantar las críticas de los que le reprochaban que viniera de buena familia y los que la etiquetaban como anti-catalanista. Habló de ello en esa conversación relajada, en la que sólo se sacó el tubo que le suministraba oxígeno mientras Enric le hacía las fotos.
Yo diría que no era rencorosa pero recomiendo la lectura de «Clave K» para entender la mala opinión que tenía del pujolismo y el nacionalismo que hicieron imposible que un libro como este se publicara hace quince años. Coincidimos poco personalmente y mucho ideológicamente. Leyéndola, leyéndonos, sintonizábamos
Como yo, tenía la sensación de que el debate nacionalista nos robaba tiempo de otras ocupaciones más enriquecedoras y constructivas. Pero estábamos, estamos, en este baile y nos toca bailar.
A ella ya no. Lo que toca ahora es repasar sus escritos. Leer «Clave K», naturalmente. Pero me permito recuperar un par de frases de la entrevista del pasado octubre.
Así explicaba su opción profesional: «Ser periodista siempre vale la pena. Te tiene que gustar la gente. Si no, dedícate a otra cosa. Si te gusta la gente, entenderla, entender dónde vivimos, es lo mejor que hay. Cuando me dediqué a eso no sabía qué era. Ahora lo sé y volvería a ser periodista».
Y así explicaba la que consideraba única frustración profesional: «No haber podido hacer nunca un reportaje de un consejo de administración de un banco. Explicarle a la gente cómo funciona el consejo de administración de un banco o de una gran empresa. Es un sueño que he tenido como periodista y no he podido realizar».
Seguro que le hubiera gustado ver el final -si algún día lo tiene- del debate sobre la independencia de Cataluña. La entrevista terminaba con estas afirmaciones suyas: «La vida no es desear ser independiente sino jugar con lo que tienes en tu entorno, adaptarte y tener empatía. Las mujeres sabemos mucho de eso».
Cuando quieras quedamos. Beso. S
Siscu Baiges
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