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El proceso sigue en la medida en que sus protagonistas han preferido no matarlo. Pero se ha resquebrajado. La grieta está a la vista de todos, incluidos los más fervientes soberanistas. Sus dirigentes saben que la independencia que han venido vendiendo durante cuatro años de machacona campaña y de relato único es un cuento de hadas. No quiere decir esto que su programa independentista no pueda obtener un apoyo muy amplio en las elecciones del 27 de septiembre, ni siquiera que no pueda obtener la mayoría. «Y este cuento se ha acabado» (El País, 16 de enero de 2015)